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Channel: El Recetario de Lady Halcon
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Menú 3: Quiche de alcachofas y jamón y ajetes a la plancha #menuVictofer

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Ays, esto de que sea agosto ha hecho que me despiste un poquillo y se me pase el día en el que suelo publicar todas las semanas ¿me perdonaréis? Yo voy a poner todo mi empeño para que lo hagáis con esta deliciosa receta que, pese a tener que encender el horno (y eso ahora no nos gusta mucho) no tardaréis nada en prepararla y está deliciosa.
Este es el tercer y último menú que me quedaba pendiente para mostraros todos los productos que recibimos de Conservas Victofer. Y si me tuviera que quedar solo con uno de ellos, elegiría estos corazones de alcachofas sin dudarlo.

Ya os comenté en la primera entrada que estuve a punto de comerme el bote entero de una sentada nada más abrirlo por que estaban deliciosas, se deshacen en la boca y tienen un sabor taaaan rico... Vaaaale, aquí os confieso que no soy imparcial por que las alcachofas me vuelven loca, pero de verdad que hacía muchos años que no encontraba unas en conserva tan ricas.
Y sobre la quiche podría deciros que es una de las mejores que hemos preparado en casa. Eliminé una parte de nata y la sustituí por leche semidesnatada, lo que le quitó algo de pesadez pero no de sabor. Y en un intento por hacerla un poco más light (jaja) usé la combinación de alcachofas y jamón que siempre está rica y es ligerita. Vamos, que casi casi podríamos decir que es una quiche estilo dieta... ejem... bueno, o para la dieta de las vacaciones ;).

Así que acompañada con el resto de ingredientes os podéis imaginar como quedó... mmmmmhhhh!!! Todavía salivamos viendo las fotos ;)

 Ingredientes (para 4 personas)
  • 400 gr. de corazones de alcachofa de Conservas Victofer
  • 230 gr. de masa brisa o quebrada (1 paquete)
  • 1/2 cebolla grande
  • 4 lonchas de jamón ibérico
  • 250 ml. de nata
  • 150 ml. de leche semidesnatada
  • 1 huevo
  • 100 gr. de queso tierno (o el que más te guste)
  • Aceite de oliva, sal y pimienta
 Preparación

Esta quiche la hice con una masa ya preparada, pero si te apetece preparar la masa quebrada en casa, en la receta de nuestra primera quiche tienes las instrucciones de cómo hacerla.
 
Pon a precalentar el horno a 180ºC y comenzamos con el relleno. 

Corta a tiras la cebolla y el jamón ibérico. En una sartén a fuego medio vierte un chorro de aceite y, cuando esté caliente, añade la cebolla y deja que se poche. Una vez que la cebolla esté blanda y transparente, añade el jamón serrano y dale unas vueltas durante un par de minutos aproximadamente, hasta que se ablande. En este paso no añado sal por que considero que el jamón ya le da el sabor suficiente.

Por último, escurre bien las alcachofas y añádelas a la sartén. Remueve un minuto más para que coja sabor y se mezcle con el resto de ingredientes y retira del fuego. Reserva hasta que se temple.
Engrasa el molde para la quiche con aceite o margarina para que la masa no se pegue. Extiende la masa sobre el molde con cuidado, pégala a los bordes y pínchala con la ayuda de un tenedor para que no se hinche. Métela en el horno unos 10 - 15 minutos para que se cueza. Si la masa es comprada sigue las instrucciones del envase. Reserva.
En un bol añade la nata, la leche, el huevo, unos 80 gr. de queso en trocitos, una pizca de sal (recuerda que lleva jamón ibérico) y pimienta. Remueve todo para que se mezcle bien y reserva. 

Coge el molde con la masa de la quiche y añade el relleno de alcachofas y jamón, procurando cubrir todo el fondo. Con mucho cuidado y poco a poco vierte la mezcla que contenía la nata hasta cubrir la masa por completo.
Por último, ralla un poco de queso por encima y métela en el horno unos 50 minutos, hasta que la parte superior esté dorada. Si quieres darle un último toque dorado puedes poner la opción del grill un par de minutos.
Para acompañar a esta rica quiche nosotros preparamos un bote de ajetes Conservas Victofer a la plancha, que no tiene mucho más misterio que dejarlos en la plancha con un poquito de aceite hasta que estén doraditos. Antes de servir pon un poco de sal y pimienta molida por encima y un chorro de aceite de oliva virgen.

Hoy es un día feliz!

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Hola!

Hoy solo me paso a dejaros un par de lineas para explicaros el motivo de mi felicidad, que sé que muchos estáis de vacaciones y no tenéis mucho tiempo para leer rollos enormes o bien estáis pringando trabajando hoy como yo y.... ejem... más de lo mismo, sin mucho tiempo, verdad?

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La buena noticia es... ¡que ya tenemos dirección propia para el blog! A partir de ahora también podréis pasar a vernos si tecleáis: 


¡Qué ilusión hacen estas cosas! El primer día que tienes tu propio nombre de dominio te sientes poderosa ¿verdad? Dan ganas de ir por la calle diciéndoselo a todo aquel con el que te cruzas (yo hoy lo tengo difícil, la calle está desierta) o no parar de teclearlo en el navegador, para comprobar varias veces que todo va bien, que te lleva a tu blog y no al del vecino, que has escrito bien el nombre... Y todas las pruebas van acompañadas de un pequeño saltito o aplauso al ver que todo va fenomenal... 

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Vosotros lo habéis hecho alguna vez, ¿verdad? Que alguien me diga que sí por que si no muero de la vergüenza... Que pese a que mi cocinillas es informático yo soy de la vieja escuela, y a mi estas cosas me siguen pareciendo mágia...

En fin, que aunque la dirección haya cambiado a www.elrecetariodeladyhalcon.es este pequeño rincón sigue igual y la menda estará aquí al pie del cañón hasta que lleguen las tan ansiadas y necesitadas vacaciones... Os espero este fin de semana con una nueva entrada.

¡Disfrutad del fin de semana!

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Cupcakes con semillas de amapola, chocolate y fondant para celebrar la llegada de un bebé

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Si me seguís por Facebook o Instagram (y no estabais de vacaciones la semana pasada jeje) pudisteis ver en primicia la foto de estos bonitos cupcakes. Los preparé por que íbamos a conocer a una pequeña señorita llamada Laia, que justo ese día cumplía un mes de vida. Así que con tantas cosas que celebrar no podía faltar algo dulce y como habíamos quedado fuera de casa ¿qué mejor que unos ricos cupcakes?
Cualquier excusa es buena para prepararlos jeje. Además, como solo pude ver a su mamá un par de veces durante el embarazo y no pudo catar muchos cupcakes, le prometí que en cuanto conociera a la pequeña le llevaría algunos para compensar la falta que había tenido de ellos, y una siempre cumple su palabra, aunque ese día casi acaba conmigo...
 
Por si acaso sois como yo y os soléis liar preparando varias cosas por que todas molan y no se puede elegir solo una... Si se os ocurre preparar estos cupcakes y una tarta de pañales como esta:
Aquí podéis ver como la monté
Os aviso, tres días no son suficientes. Yo, que pensaba que por una vez había sido mega organizada y había conseguido ponerme tres días antes a plegar pañales, a coserle un banderín (otra cosa de las que me molaban mucho y tenían que estar sí o sí) y buscar todo lo necesario, acabé de prepararlo media hora antes de haber quedado. Creía que montar la tarta iba a llevarme poco tiempo pero me lié y casi le tengo que llevar los cupcakes deconstruidos jajaja.
 
Lo bueno es que en un momento de inspiración me dio por preparar las bases y el ganache por la mañana, así que cuando vi que ya solo me quedaba una hora para salir de casa tuve que pensar cuatro adornos rápidos y que quedaran resultones. La idea de los biberones la saqué del libro de cupcakes de Marcela Capó y los baberos fue una mezcla de varias ideas que no sé de donde saqué. Y una glasa real rápida me inspiró para terminar el resto de decoraciones sin liarme mucho más.
 
Así que os aseguro que una vez tenéis preparados la base de los cupcakes y el ganache podéis tener decorados estos 6 cupcakes en menos de media hora, palabrita! Ya no tenéis excusa para no hacer felices a algunos papás ;). Y os aseguro que por la cara de la mamá en cuanto los vio dimos en el clavo. 
 
Sobre el sabor, ya sabéis que con los cupcakes no puedo ser imparcial jeje estaban buenísimos! El ganache de chocolate sin palabras... y con el toque crujiente y un poco tostado de las semillas de amapola, es una combinación que me encanta...

Así que, una vez más, enhorabuena papás y bienvenida!!!!
 
 Ingredientes (para 12 unidades)
  • 100 gr. de harina
  • 100 gr. de azúcar
  • 100 gr. de mantequilla
  • 1 cucharada pequeña de levadura en polvo (Royal)
  • 2 huevos
  • 3 cucharadas de leche semidesnatada 
  • 1 y 1/2 cucharadas pequeñas de extracto de vainilla 
  • 2 cucharadas pequeñas de semillas de amapola
 Ingredientes para la cobertura y decoraciones
  • 100 gr. de nata líquida para montar
  • 150 gr. de chocolate fondant
  • 15 gr. de mantequilla fría
  • Fondant  en 3 colores: lila, blanco y carne
  • 50 gr. de icing sugar
  • Agua caliente
     Preparación

    Derrite el chocolate fondant en el microondas, parándolo cada 20-30 segundos para remover y controlar que el chocolate no se queme. Si lo prefieres puedes fundir el chocolate al baño maría. Reserva.

    Vierte en un cazo la nata y cuando rompa a hervir, retírala del fuego. Vierte la nata caliente poco a poco sobre el chocolate deshecho y remueve con la ayuda de una espátula. Cuando esté todo bien mezclado, añade la mantequilla fría cortada a tacos y remueve hasta que se deshaga.

    Cubre el bol con papel film, haciendo que toque la ganache para que no se forme una costra. Déjalo reposar en la nevera como mínimo una hora hasta que tenga una consistencia un poco más dura que la nutella.
    Pon a precalentar el horno a 180ºC y prepara en la bandeja del horno los 14 papelitos o engrasa los moldes para los cupcakes.

    En un bol o batidora añade la mantequilla y el azúcar y mezcla hasta conseguir una crema suave. Bate los huevos y añádelos a mezcla anterior. Una vez que los huevos se hayan integrado a la masa añade la harina poco a poco, el extracto de vainilla, la levadura y la leche. Bátelo todo hasta que no queden grumos y sea una masa líquida. Por último, añade las semillas de amapola y remueve unos segundos para que se repartan por la masa.
     
    Divide la masa entre los moldes hasta llegar a los 3/4 del molde. Procura no pasarte de esta medida ya que al cocerse la masa se puede desbordar.
     
    Mételos en el horno unos 20 minutos, hasta que tengan un tono dorado. Una vez hechos, déjalos reposar unos 5 minutos en la bandeja y luego ponlos sobre una rejilla para que se enfríen. 
     
    Mientras se enfrían, deja fuera de la nevera el ganache de chocolate para que se ponga a temperatura ambiente y puedes comenzar a preparar los adornos.
     
    Para el biberón, solo tienes que preparar un cilindro largo blanco, una bolita chafada en morado y un cono de color carne o amarillo para que parezca la tetina.  

    Para darle un pequeño toque de realismo, a la parte lila le daremos unos pequeños cortes por todo el lateral para que se asemeje a la rosca que sujeta la tetina, y con un rotulador de tinta comestible dibujaremos la línea medidora en el cilindro blanco.  
    Para los baberos solo tienes que estirar un poco de fondant blanco y con la ayuda de un cortador de  galletas pequeño darle la forma que más te guste. Para hacer el hueco de arriba te puedes ayudar con una boquilla, por que funciona igual que un corta galletas, y ya solo quedaría hacer dos churros muy finitos con fondant blanco y pegarlos a los lados. La decoración la dejo a tu imaginación ;).

    Ahora ya solo queda cubrir la parte superior del bizcocho con ganache de chocolate y ponerle encima un círculo de fondant que tenga el mismo diámetro para tapar completamente la parte superior del bizcocho. Yo usé un cortador de galletas del mismo juego que el que usé para el babero pero con el diámetro del bizcocho.
    Para pegar las piezas y hacer la decoración de las letras y líneas hice una especie de glasa real a lo rápido. Como hacía bastante calor no quise ponerle clara de huevo, así que solo mezclé unos 50 gr. de icing sugar con un poco de agua templada y extracto de vainilla hasta que conseguí la textura que quería. Lo metí en una manga pastelera y listo.
     
    Siento que la calidad de las fotos no sea muy buena y que el paso a paso sea escasito, pero es que no me dio para más jeje. 

    Sandwich de calabacín al horno relleno de champiñones, jamón de york y queso

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    La receta que os traigo hoy es una de esas que aparecen por casualidad, que no tienes planeadas pero que un cúmulo de circunstancias hace que se te ocurra un plato de lo más rico e ideal para una cena con amigos. 
    En nuestro caso todo empezó el jueves, cuando una compañera del trabajo me dijo que me había traído un calabacín de su huerto. Se fueron de vacaciones sin poder recoger los calabacines por que todavía eran muy pequeños y cuando volvieron parecía que la cosa se les había ido de las manos. Así que como tenían varios y no querían tener sobredosis de calabacines, se presentó con esto en la oficina (si nos seguís por Instagram o Facebook ya os sonará la foto jeje):


    En mi vida había visto un calabacín tan grande, más de 10 cm. de diámetro. Yo me quedé alucinada cuando lo vi y, lo peor de todo, es que no sabía qué podía cocinar con uno tan grande para no desaprovecharlo, por que una cosa así y más de un huerto pequeñito, tenía que estar muy rico.

    Pero dio la casualidad de que mi amiga de Barcelona vino a pasar unos días con nosotros y, como es vegetariana y queremos cuidarla muy bien siempre que viene para que no dude en volver jaja, intentamos que las comidas se adecuen a lo que ella acostumbra a comer, aunque ya os imaginaréis que acabamos dándole nuestro toque. Así que sabiendo que no le importaba comer queso, a mi cocinillas enseguida se le ocurrió como podía preparar el mega calabacín para la cena del viernes.
    Horneado, para que quede bien ligerito, y relleno de champiñones y queso para mi amiga y con un toque de jamón de york para nosotros. Si conseguís uno así de grande o incluso usando los redondos, os aseguro que con un par de estos sándwiches por persona cenáis más que de sobra. Pese a que hay que encender el horno no tardas nada en prepararlos y el sabor está riquísimo, así que esta receta entra directa en el listado de recetas que repetiremos más de una vez. 

    Así que muchas gracias a mi compi por darnos el calabacín y a mi amiga por la visita (ya estamos deseando que vuelvas para seguir con el turisteo! jaja), por que gracias a vosotras dos hemos conseguido esta receta ;).

    Y para acabar, como ya estamos a finales de agosto y veo que no me da tiempo a fotografiar muchas recetas más, con esta receta quiero participar en el concurso de MaraEnGredos - Sabor. Composición. Imagen. Fotografía. Tu receta de verano. Tenéis hasta el 5 de septiembre para presentar vuestra mejor fotografía con una receta de verano!

     Ingredientes (para 3 personas)
    • 1 calabacín grande
    • 6 lonchas de queso
    • 6 lonchas de jamón de york (no incluir si queréis la versión vegetariana)
    • 150 gr. de champiñones
    • 1 ajo
    • Un puñado de queso rallado
    • Sal, pimienta y tomillo
    • Aceite de oliva
     Preparación

    Pon a precalentar el horno a 220ºC.

    Lava y corta a rodajas los champiñones y el ajo. En una sartén a fuego medio vierte un poco de aceite y cuando empiece a estar caliente añade el ajo. Una vez que empiece a dorarse, añade los champiñones y el tomillo. Remueve y deja que se hagan hasta que estén dorados.

    Cubre la bandeja del horno con papel de hornear y vierte un poco de aceite por encima (si tienes en espray quedará mucho mejor).
    Lava el calabacín y corta doce rodajas gorditas para que no se rompa. Coloca seis sobre la bandeja y reserva las otras seis.

    Sobre cada rodaja de calabacín echa sal y pimienta y coloca un puñado de champiñones hasta que repartas todos los que has cocinado antes.
    Encima coloca una loncha de queso y, si quieres, una loncha de jamón de york. 
    Cubre todo con la segunda rodaja de calabacín que habías reservado, salpimienta y echa un chorrito de aceite por encima.
    Mételo en el horno durante unos 25-30 minutos.

    Cuando veas que el calabacín ya está hecho, añade un puñado de queso rallado por encima de cada uno y pon la opción de gratinar durante unos 5 minutos aproximadamente.

    Si queréis adornarlos con el crujiente de queso, solo tenéis que poner un puñadito en la bandeja y sacarlo del horno cuando veas que se ha derretido el queso.

    Y a disfrutar! ;)

    Muffins de avena y pasas sin lactosa

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    Hoy comienza septiembre, uno de mis meses favoritos. Para mi sigue siendo una especie de vuelta al cole, siento que empieza una nueva etapa y aparece la sensación de mariposas en el estómago pensando en cómo será el próximo año... ¿no os pasa a vosotros? En mi caso suele ser el mes de los cambios, de los nuevos proyectos, de retomar otra vez el ritmo, del inicio del otoño y de las ansiadas vacaciones... Pero este año creo que también voy a incluir agosto, por que han habido muchas cosas buenas...
    Conocimos a la pequeña Laia, una princesita que llevábamos mucho tiempo esperando. Recibí la visita de una de mis mejores amigas, solo fueron tres días, pero los aprovechamos cómo si fueran 10! He aprendido a seguir el ritmo pausado del verano, a disfrutar de mis tardes libres y hacer todo lo que me apeteciera. Hice caso a mi madre y su "o paras o te paran" y paré, muchos días. He hecho de guiri (con guías incluidos!) en las ciudades donde vivo y trabajo, descubriendo lugares muy interesantes. Mimé un poco al blog, dándole un nuevo dominio y cambiando algunas cosillas del diseño. No me estresé por ver que tenía que dejar tantas cosas en el tintero y acepté que, como siempre, mi lista de proyectos superaba a las horas libres que tenía jaja. He conseguido perder 2 kilos. Me he vuelto adicta a Instagram, creando mi propio #project365 (aunque no lo siga a rajatabla). He procurado sentirme feliz, pese a que ha habido días muy duros. He terminado agosto siendo pelirroja y con nuevo corte de pelo, casi sin pensarlo. Podría seguir la lista, ¡pero no quiero aburriros más!

    Y vosotros también habéis hecho que agosto se convierta en mi mes favorito por que ¡en Facebook hemos llegado a los 1.000 seguidores! Y seguimos creciendo...
    Por si había algún incrédulo entre los que siguen al recetario en Facebook, esta es la prueba de que lo celebro siempre con un bailecito ;). A hacer el payaso delante de una cámara poca gente me gana, eh?

    Así que no sé qué me espera a partir de hoy, pero mi primer proyecto de septiembre es seguir intentando hacer cosas que me diviertan, me entretengan y me hagan feliz. Así de simple o de complicado, ya se verá... Y después de este momento de diario personal profundo, vamos a por la receta.  

    Muffins, la de tiempo que no los preparaba. Esto los hice durante la visita de mi amiga, para darle una pequeña alegría y que pudiera probar alguna de las cosas que preparo, por que con 600 km de distancia pocas veces puede hacer catas jeje. Ella es vegetariana, pero cuando está en nuestra casa se permite algunas licencias por que la tratamos muy bien jajaja, así que no le importó comerse algunos de estos aunque llevaran huevo... En la siguiente visita prometo hacerlos sin huevo ;).
    A cambio usé leche de soja para ver como quedaba el sabor y, si os soy sincera, no noté el cambio. Es verdad que la masa quedó un poco más líquida de lo habitual, pero un vez horneados cuando habrías los muffins te encontrabas su característica miga compacta y un sabor muy rico.

    Eso sí, de entre todos los que he preparado, son de los que más llenan. Son ideales para desayunar por que tienen avena, pasas y el resto de la masa que os aseguro que os proporcionará energía para un buen rato.

     Ingredientes
    • 250 gr. de harina
    • 240 ml. de leche de soja
    • 110 gr. de azúcar moreno
    • 60 ml. de aceite de girasol
    • 1 huevo
    • 3 cucharadas pequeñas de levadura
    • 1/4 de cucharada pequeña de sal
    • 50 gr. de pasas
    • 2 cucharadas soperas de avena
     Preparación

    Preparar muffins me encanta, por que es de lo más sencillo.

    Pon a precalentar el horno a 190ºC, calor arriba y abajo y, si quieres que los trozos de pasas sean más pequeños, pícalas y reserva.

    Engrasa los moldes o prepara las cápsulas donde colocarás la masa para su horneado.

    En un bol coloca todos los ingredientes menos las pasas y la avena para preparar la masa base.
    Yo siempre lo hago así para que luego pueda añadir más o menos cantidad de pasas y avena, según me apetezca, pero puedes añadir todo a la vez o si lo prefieres incorpóralos poco a poco :).

    Remueve para que se mezcle con la ayuda de una cuchara o espátula, pero nunca utilices unas varillas o una batidora. La masa tiene que quedar consistente y con grumos.

    Añade la avena y las pasas y remueve un poco más para que se repartan por la masa.
    Reparte la masa entre las cápsulas, sin cubrir más de las 3/4 partes. Si quieres, puedes añadir un poquito más de avena por encima.

    Mételos en el horno unos 20 minutos, hasta que los pinches con un palillo y salgan limpios. 

    Una vez fuera del horno, déjalos unos 5 minutos dentro del molde y pasado este tiempo, pásalos a una rejilla para que se enfríen del todo.
    Si os apetece podéis ponerle por encima un poco de miel o acompañarlos de un rico café o té.

    Feliz septiembre ;).

    Medallones de merluza acompañados de surimi con salsa de mantequilla y ajo - Dieta

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    Hola! Hoy, pese a estar de vacaciones, no he podido evitar asomarme por aquí para traeros una nueva receta sencillita, rica y sana.
    Pero he de confesaros que estoy haciendo un poquito de trampa por que, aunque os queremos mucho, lo más seguro es que ahora mismo estemos disfrutando de algún paisaje idílico de las rocosas canadienses (o durmiendo, que con esto del cambio horario no sé muy bien cuando caerá jeje). Así que hoy no tengo mucho más que contaros, las historias sobre el viaje las dejo para nuestra vuelta ;).
    Sobre la receta, es un plato tan sencillo de preparar que ni caímos en hacer el paso a paso. Es ideal para una comida ligera, pero dándote un pequeño capricho con el toque de mantequilla. El sabor del pescado, el surimi de cangrejo y la mantequilla es ideal, está riquísimo. Y para acompañarlo esta vez decidimos preparar un poquito de brócoli cocido. Sobre el pescado, nosotros escogimos la merluza, pero podéis usar cualquier otro pescado blanco que os guste.

    Si habéis llegado de las vacaciones con algún kilito de más pero todavía os da pereza comenzar con la dieta, os recomiendo que provéis este rico plato, seguro que os gustará y no os sentiréis tan culpables ;).

     Ingredientes (para 2 personas)
    • 6 rodajas de merluza (o cualquier otro pescado blanco)
    • 6 palitos de surimi de cangrejo
    • 50 gr. de mantequilla o margarina
    • 1 ajo
    • 1 cogollo de brócoli
    • Sal, aceite de oliva y pimienta
     Preparación

    Pon a precalentar el horno a 200ºC.  

    Lava el brócoli y mételo en una olla a presión cubierto de agua y con un poco de sal. Si es una olla a presión rápida, en cuanto empiece a salir el vapor retírala del fuego. Una vez que el vapor pare de salir, abre la olla y escurre el brócoli.

    Para el pescado, cubre una bandeja para el horno con papel para hornear, vierte un poquito de aceite (si es con spray mejor), salpimienta el pescado y colócalo encima. Mételo en el horno unos 30 minutos, hasta que veas que el pescado está hecho.

    Mientras se hace el pescado, corta el surimi de cangrejo a dados y el ajo a láminas. 

    Pon una sartén a fuego medio, añade la mantequilla y, cuando se haya deshecho, añade el ajo. Dale unas vueltas hasta que empiece a tomar un color dorado y añade el surimi. Como está ya hecho, solo tendrás que dejarlo un par de minutos para que coja color y sabor.

    Ya solo queda emplatar. Coloca el brócoli, las rodajas de merluza y por encima el surimi y la salsa de mantequilla y ajo.

    De viaje por Canadá II

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    ¡Ya estamos de vuelta de nuestras vacaciones! Hemos tenido unos días de relax después del viaje, pero como todavía no he encendido el horno, os traigo unas cuantas fotos para enseñaros qué hemos estado haciendo. 
    Monte Robson
    Por primera vez hemos repetido país, nos gustó tanto que este año decidimos volver a Canadá para ver la parte oeste y deciros que hemos vuelto doblemente fascinados y maravillados por este país, sería quedarme corta... ¡estamos totalmente enamorados de él!
    Los paisajes de esta zona son espectaculares. Cuando te quedabas observándolo muchas veces costaba creer que lo que tenías delante era verdad y no un decorado de una película. Además nos hizo un tiempo estupendo, incluso un poco más calor del que esperábamos, y encontramos justo lo que necesitábamos: naturaleza, animalillos y un montón de caminatas al aire libre.
    Lago Louise con un trocito del glaciar Victoria al fondo
    Nuestro recorrido comenzó en Calgary y acabó en Vancouver, pasando por los Parques Nacionales de Banff y Jasper y un pequeño salto a la isla para ver Victoria.
    Cabras montesas paseando por la carretera...
    En las montañas rocosas pudimos subir al glaciar Athabaska, que forma parte del Campo de hielo de Columbia, uno de los mayores campos de hielo y nieve al sur del círculo polar ártico. Estar allá es simplemente espectacular, aunque acabes pelado de frío jajaja.  
    También subimos en una lancha rápida para intentar ver osos, pero no tuvimos suerte pese a estar en el Valle Grizzly Bear. Eso sí, la experiencia fue divertidísima y ver el paisaje que rodeaba aquel río mereció la pena.
    En Vancouver seguimos con el mismo ritmo y no paramos recorriendo la ciudad, viendo cochazos e incluso el rodaje de una película.
    Hice la locura de subir al Capilano Brigde Suspension, un parque en medio de un bosque lleno de puentes bastante altos y que, si tienes vértigo, no te lo recomiendo mucho... Yo no me acuerdo de la mitad del parque y todavía me tiemblan las piernas cuando lo recuerdo jaja. Eso sí, te dan un diploma al acabar tu recorrido.
    Mi cara de alegría era por salir del parque, no por el diploma jajaja
    Alucinamos con el nuevo cine "Fly Over Canada" (no os voy a contar nada, por que eso hay que verlo!). Y disfrutamos de un precioso anochecer desde una de las playas de Vancouver.
    En Victoria visitamos uno de los jardines más bonitos que hemos visto, el Butchart Gardens...
    Y no pudimos resistirnos y volvimos a salir para ver ballenas. Aunque se hizo esperar, esta vez encontramos a una ballena jorobada un poquito más cerca que en el viaje anterior.
    En el camino hasta encontrar la ballena también disfrutamos viendo una colonia protegida de focas. Pese al fuerte olor a pescado que desprendían, nos quedamos embobados mirándolas jeje.
    Sobre la comida poco hay que comentar... No tienen una gastronomía propiamente dicha, sino que es una mezcla de todas las comidas que los inmigrantes se llevaron consigo y con una gran influencia de los Estados Unidos. 
    Hamburguesa de búfalo con ensalada de frutos del bosque
    Aun así probamos bastantes cosas consideradas como "típicas": la hamburguesa de alce y la de búfalo, la famosa carne vacuna triple A (espectacular), una pedazo de mariscada y el curioso "candy salmon", un salmón ahumado y cubierto con sirope de arce que le da un sabor dulce de lo más rico.
    Carne de vacuno triple A, se deshacía en la boca!
    Y hasta aquí llegó el resumen de nuestras vacaciones. Si alguna vez habéis pensado en ir a visitar este país yo os diría que fuerais ya! Coincidimos con un montón de gente que, como nosotros, repetía tras haber visto el este y, los que eran su primera vez, ya estaban pensando en volver de nuevo...
    La verdad es que es un país que te atrapa... No es probable, pero a nosotros nos han quedado las ganas de volver una vez más... De nuestra lista de cosas a ver tenemos pendiente ver algún oso (se escondieron todos!) y la famosa Spirit Island, que al llegar nos encontramos el lago Maligne así y el barco no pudo salir :(.
    Son buenas excusas, verdad? ;)

    Red Velvet Cake 2

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    Hoy ha comenzado otoño ¡qué ilusión! No sabéis las ganas que tenía de que comenzara esta estación. Estaba ya bastante cansada del verano y sus calores, que nos han perseguido hasta Canadá y no nos han dejado disfrutar del forro polar ni un solo día... Como mucho un par de horitas alguna mañana ¡con la de jerseys que me había metido en la maleta!
    Me encanta otoño por que es la época en la que llegan las tardes de lluvia en casa, bajo una manta y acompañada de un té y un buen libro, en la que no importa encender el horno y tirarte un día entero preparando galletas o un delicioso pastel, en la que las calles se tiñen de colores anaranjados y sacamos algún que otro jersey para las primeras mañanas frías... Y así podría seguir hasta el infinito... Soy una chica de invierno, qué le vamos a hacer :).

    Así que para celebrar esta nueva estación os traigo la receta de una tarta. Y habéis leído bien su nombre, de nuevo publico la red velvet cake. Pero tengo varios por qués como excusa de esta repetición de receta.
    El primero, es que seguía teniendo clavada la espinita del desastre que me pasó con la primera que preparé y necesitaba remediarlo. Segundo, por que he probado una nueva receta que nos ha gustado y con un sabor riquísimo, y estas cosas hay que compartirlas. Y, tercero, por que la preparé antes de nuestras vacaciones para celebrar tres cumpleaños y me hacía ilusión mostraros las tarta.

    Sí, sí, nada más y nada menos que tres cumples con pocos días de diferencia: el de mi cuñada, que es la "culpable" de que preparara de nuevo esta tarta por su incondicional amor hacia ella, el de nuestra tía y el de nuestro primo. Como veis, vamos bien servidos de cumples en agosto ;).
    La receta la encontré en el libro "The Clandestine Cake Club - Cookbook" una delicia que libro, de los que harías una receta tras otra sin parar... Fue el libro que regalé en nuestro último concurso y del que no pude evitar quedarme con una copia por que me enamoré de él...

    Aunque para preparar esta tarta he variado alguna cosilla para adaptarla a nuestro gusto, como dejar reposar los bizcochos una noche en la nevera para que se asienten mejor o cambiar por completo la cobertura jeje :). 

     Ingredientes para el bizcocho (molde de 21 cm.)
    • 250 gr. de harina
    • 1 cucharada pequeña de levadura en polvo
    • 2 cucharadas grandes de cacao en polvo sin azúcar añadido
    • 240 ml. de buttermilk (o leche + 1 cucharada sopera de zumo de limón)
    • 120 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
    • 300 gr. de azúcar moreno
    • 2 huevos grandes
    • 1 cucharada pequeña de extracto de vainilla
    • Colorante rojo en gel "Red-Red" de Wilton
     Ingredientes para la crema
    • 250 gr. de queso crema tipo Philadelphia
    • 500 gr. de marcarpone
    • 50 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
    • 100 gr. aprox. de azúcar glass (lo puse un poco a ojo...)
    • 1 cucharada pequeña de extracto de vainilla
    • Sprinkles de color rojo para decorar
       Preparación

      Si no tienes buttermilk, prepárala mezclando 240 ml. de leche fría con una cucharada de zumo de limón. Déjalo reposar como mínimo unos 10 min. hasta que veas que la leche se ha cuajado. Una vez lo tengas preparado, añade el colorante alimenticio rojo. La cantidad para obtener el color rojo dependerá del tipo de colorante que uses. Reserva.
      Pon a precalentar el horno a 180ºC, calor arriba y abajo, y engrasa dos moldes cubriendo todas las paredes y el fondo con un poco de mantequilla o aceite y harina.

      En un bol tamiza la harina, el cacao y reserva.

      Con la ayuda de una batidora mezcla la mantequilla cortada a dados con el azúcar moreno hasta que obtengas una crema suave y homogénea. También lo puedes preparar a mano con la ayuda de una cuchara de madera :).
      Añade los huevos uno a uno, esperando a que el primero se integre en la masa para añadir el segundo y luego el extracto de vainilla. Ahora deberás intercalar el buttermilk con la mezcla de harina y cacao, comenzando con los ingredientes sólidos. Deberías mezclarlos en unas tres tandas, es decir, añadir la harina en tres veces y el buttermilk en otras tres.
      Para que los bizcochos te queden iguales, pesa la masa y divídela entre los dos moldes. Mételos en el horno unos 30 minutos, hasta que los pinches con un palillo y éste quede limpio.

      Deja el bizcocho en los moldes unos 10 minutos, desmóldalos y luego deja que se enfríen completamente sobre una rejilla. Si quieres que el bizcocho quede un poco más rígido, una vez que estén fríos tápalos con papel film transparente y déjalos reposar unas horas en el frigorífico, si es toda la noche, mejor.

      Para preparar la crema, simplemente hay que mezclar el queso en crema, el mascarpone, la mantequilla y la vainilla hasta conseguir una crema homogénea y esponjosa. Por último, añade el azúcar poco a poco hasta conseguir el dulzor que mas te guste.

      Y ya solo queda montar la tarta.

      Mis bizcochos no quedaron muy altos, por lo que solo igualé las alturas y no los partí por la mitad, pero si los tuyos sí han subido bastante, puedes dividirlos para tener un layer cake más alto. Selecciona el que haya quedado más recto para la parte superior y reserva.

      Coloca un poco de crema sobre la base donde lo vayas a presentar y pon encima uno de los bizcochos para que se pegue bien. Cubre con papel de hornear el resto de la base que queda al descubierto para que no se manche. 
      Cubre el primer bizcocho con la crema de queso y coloca encima otro bizcocho. Procura apretar un poco cada bizcocho para que se asiente bien y la crema se reparta por igual. Repite este paso hasta que no te queden más bizcochos. 

      Para cubrir la tarta le di dos capas, dejando un tiempo de reposo entre cada una de ellas. Más o menos seguí las instrucciones de Bea, así que os dejo el enlace a la entrada en la que explicó divinamente cómo rellenar y cubrir un layer cake, que a mi todavía me queda bastante práctica jeje.
       
      Para terminar, puedes decorar la parte superior con unos sprinkles de colores.


      El Pozo y la alimentación saludable

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      Hoy no os traigo una receta, si no que vengo a hablaros de la vida sana, la alimentación saludable y una de las marcas que a través de sus productos actualmente están apostando por ella, El Pozo.

      Por que, seamos sinceros, seguro que al finalizar el verano, por mucho que hayamos hecho alguna dieta antes de ir a la playa para lucir mejor el bikini, nos hemos encontrado con algún que otro michelín ¿verdad? Venga, no me dejéis sola, que alguien levante la mano conmigo!!

      Menos mal que con la llegada de septiembre volvemos a nuestra rutina, dejamos un poco de lado el picoteo y las cervezas, muchos se apuntan al gimnasio (siento no poder incluirme en este grupo, pero esos sitios no están hechos para mi) y volvemos a nuestra dieta sana... hasta navidades!! ;)     

      Y El Pozo, además de ofrecernos un sin fin de embutidos y fiambres de fácil consumo, equilibrados y nutritivos, quiere que éstos nos aporten un plus de salud, placer, naturalidad, bienestar y comodidad cuando los disfrutamos. Vamos, que gracias a ellos no tenemos excusa para llevar una alimentación sana. ¿Cómo? Pues os puedo dar un par de razones.

      La primera es a través de sus productos ya que El Pozo tiene dos gamas listas y preparadas para que podamos seguir cuidándonos sin renunciar a los sándwiches y bocatas.

      La gama All Natural, que se caracteriza por sus productos realizados de forma artesanal, sin conservantes, colorantes ni fosfatos. Vamos, como dice su nombre, parece bastante más natural que la media. Aquí podemos encontrar todo tipo de embutidos como salchichón, chorizo, pechuga de pavo, jamón cocido, etc. y suelen contener bastante carne. Por ejemplo, el jamón cocido contiene un 85% de jamón de cerdo. Los presentan en paquetes en lonchas y el jamón cocido también lo podemos encontrar para el corte.
      Y la gama BienStar, la que más nos puede ayudar a seguir una alimentación saludable o adelgazar un poquito ya que, como ellos mismos indican los productos de esta gamason saludables, no buscan curar, sino satisfacer un estilo de vida basado en el cuidarse. Aquí encontramos jamón cocido, pechuga de pavo o mortadela con bajos niveles de grasa y sal. Además, pueden ser consumidos por las personas con algún tipo de intolerancia ya que están realizados sin gluten y sin lactosa. Los presentan en paquetes en lonchas, barras minis y los grandes para el corte. 
      Así que no me podréis negar que, si los combinamos con la cantidad recomendada de verduras, fruta y demás alimentos que aparece en la típica pirámide alimenticia, conseguiremos seguir una dieta de lo más sana y equilibrada. Y si lo acompañáis de un poquito de ejercicio ya será el no va más para vuestro cuerpo!

      La segunda razón es su página web sobre nutrición y salud. En ella podéis encontrar diferentes consejos e información para llevar una alimentación saludable o algunas curiosidades como qué son los puntitos blancos que aparecen en la superficie del jamón que yo realmente no sabía lo que era (y no os lo voy a contar, id a verlo!). También podemos conocer todos sus productos y preparar alguna de las recetas que nos ofrecen.

      Y si esto os sabe a poco y queréis tener más ideas para seguir cuidándoos os recomiendo que os paséis por la nueva sección dedicada por completo a la gama BienStar por que tiene cosas de lo más interesantes. Nos ofrecen vídeo-recetas, ideas y planes bastante curiosos para entretenerte y mejorar tu bienestar, y un apartado buenrrollero que me ha encantado: cárgate de bienestar. Encontraréis 15 láminas como esta que os muestro a continuación con mensajes de lo más positivo para que, como dicen ellos, sonrías porque la vida es maravillosa ;).


      ¿Os apuntáis a una alimentación saludable con El Pozo?

      Acelgas a la vasca

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      ¡Ya estamos en octubre! Para mi, es el mes de puro otoño. Fue llegar el final de septiembre y comenzar las lluvias y con este tiempo, aunque todavía no haga mucho frío, ya comienzan a apetecer platos más elaborados y calentitos ¿verdad?
      Pues este fue el motivo por el que preparamos estas ricas acelgas. Recibimos un manojo de acelgas con la penca fucsia (bueno, en teoría es roja...). Era la primera vez que las veía de cerca y me parecieron tan bonitas que casi estuve a punto de ponerlas en un jarrón jaja. Menos mal que para estas cosas mi cocinillas es más rápido que mis pensamientos y enseguida se puso a buscar alguna receta para preparar las acelgas de una forma diferente... Y así es como descubrimos las acelgas a la vasca.

      Como veis en la foto, simplemente son unas acelgas rehogadas con las pencas rebozadas, pero están muy buenas. Se come mezclando todo, por lo que quizá puede ser una pequeña ayuda para que los peques coman algo más de verdura, con la excusa de que está rebozada jeje. Si lo probáis ya nos contaréis :).

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      Y antes de pasar a la receta, quería comentaros que un año más nos presentamos a los premios Bitácoras.com 2013. Así que si os gusta el Recetario y tenéis un minutito, os agradeceremos hasta el infinito y más allá si nos dejáis vuestro voto a través de este link:
      Votar en los Premios Bitacoras.com
      Solo tenéis que acceder usando vuestra cuenta de facebook, twitter o registrándoos, añadir www.elrecetariodeladyhalcon.es en la categoría de blogs gastronómicos (si lo hacéis a través de los links que hay en el blog suelen aparecer automáticamente) e ir al final de la página para validar vuestro voto. Podéis votar hasta cinco blogs en cada categoría y hacerlo en momentos diferentes.

      ¡Muchísimas gracias por vuestro apoyo! :)

       Ingredientes
      • 500 gr. de acelgas (aprox.)
      • 2 patatas medianas
      • 2 ajos
      • 1 huevo
      • Harina
      • Aceite de oliva y sal
      • Pimentón (opcional)
       Preparación

      Corta todas las hojas en tiras de unos 2 cm. Si quieres rebozar algunas de las pencas, sepáralas enteras y corta el resto como las hojas.
      Pela las patatas y córtalas por la mitad. Lava todo y reserva.

      Por una olla con abundante agua y sal a fuego medio-fuerte. Cuando el agua empiece a hervir añade las patatas y déjalas cocer durante 10 min. Pasado este tiempo, añade las pencas y espera otros 10 min. Por último, añade las hojas y cuécelas durante un par de minutos más. Retira la olla del fuego, escurre todo bien y separa las pencas que quieras rebozar.  

      Corta los ajos en rodajas. Pon una sartén a fuego medio y vierte un chorro de aceite. Añade el ajo cortado y en cuanto empiece a dorarse añade las hojas de las acelgas. Rehógalas durante un par de minutos aproximadamente.

      Para preparar las pencas rebozadas, sécalas con una servilleta de papel absorbente, bate un huevo en un recipiente y en otro pon un poco de harina. Pasa cada penca primero por la harina y luego por el huevo hasta que esté todo bien cubierto.
      Para freírlas, prepara una sartén a fuego medio-alto con abundante aceite. Cuando el aceite esté bien caliente, con cuidado ves metiéndolas en la sartén hasta que el reboce adquiera un tono dorado. En ese momento saca las pencas de la sartén y colócalas sobre un plato con una servilleta de papel para que absorba el exceso de aceite. 

      Coloca todo junto sobre una fuente o plato para servir. Nosotros le añadimos un toque de pimentón a las patatas y un chorro de aceite de oliva virgen extra por encima ;).

      Mi querido AIG...

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      Sí, sí ¡hoy sólo escribo para a ti! Te dedico, oh mi querido y apreciado AIG, todas y cada una de las palabras de esta entrada... Ejem... creo que voy a ser menos empalagosa, que está bien esto de hacer la pelota cuidar a nuestro futuro AIG, pero a ver si se me va a asustar y se olvida de mi :(. 

      Comienzo de nuevo... Tengo que contarte muchas cosas sobre mi, sobre lo que me gusta y lo que no, lo que deseo y lo que me vuelve loca... ¡Y no sé por dónde empezar! Después de releer esto parece que te vaya a contar alguna cosa que no deba... pero puedes seguir leyendo tranquilamente por que de intimidades no voy a contar ni una!! jaja ¿he oído algún "mecachis" por ahí? Ô_o.

      En fin, pues qué decirte ¡que me gusta todo! Tanto lo relacionado con la pastelería como con la parte más salada de la gastronomía, que los michelines tenemos que mantenerlos con cosas variaditas ¿verdad? Aunque he de confesar que el chocolate, en particular, es mi pasión. No tengo alergias ni intolerancias y, por desgracia, he de decir que me gusta comer casi de todo... Las lentejas, mamá, por mucho que insistieras en que estaban ricas ¡siguen sin gustarme!

      Y si nos salimos de la cocina, cuando tengo tiempo libre me entretengo con mis gatos, leyendo algún libro o las manualidades. He tocado el fieltro, el fimo, los abalorios, el punto de cruz, la calceta de toda la vida, la costura... Ya, yo también pienso que son demasiadas cosas para el poco tiempo del que disponemos jajaja. 

      Ya no se me ocurre mucho más que decirte... Quizá en los AIG de años anteriores encuentres alguna que otra idea, que estos días ando con la cabeza un poquito espesa y mis gustos no han variado mucho estos años, por no decir nada ;).

      Así que aquí me quedo, en una espera que se me va a hacer eterna e infinita hasta saber quién eres ¡qué nerviossssssss!

      Aunque el plazo para apuntarse ya terminó, os dejo el enlace al blog de Jessica, Decogalletas, que es la valiente que este año se ha atrevido a organizar el Amigo Invisible Gastronómico ¡muchas gracias! Y también hay que dárselas a Patricia, del blog From Sweetland with love... y a Cristina, deSweet Emy, por haber colaborado en la creación del logo tan bonito que tenemos este año :).

      Y ahora sí, una vez que he cumplido con mis obligaciones, prometo que la próxima entrada será una receta y muy dulce :).

      Tarta de fondant un papá cumpleañero en la playa

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      ¿No os ha pasado alguna vez, que intentáis planificar todo y ese todo sale del revés? Pues así fue tooooda mi semana pasada, enterita. Os pongo en antecedentes. A finales de agosto, y justo antes de irnos de vacaciones, una amiga me llamó para que le ayudara a preparar una pequeña fiesta sorpresa por el 40 cumpleaños de su marido, pero al final, por una cosa o por otra, lo tuvimos que retrasar hasta el sábado de la semana pasada.
      Una, que a veces es precavida y se le enciende la bombillita, el sexto sentido, o como queráis llamarlo, como tenía más de una semana por delante se me ocurrió planificar los días y pensé en hacer algunas de las decoraciones para la tarta antes, así que decidí que a partir del último miércoles comenzaría a prepararlas para que no estuvieran muchos días dando vueltas por casa.

      Pero no hay dos sin tres, así que hablando con una compi del trabajo con la que de vez en cuando preparamos tartas o cupcakes juntas, me comentó que iba a organizar una barbacoa temática con sus amigos y me preguntó si le podía ayudar a preparar un par de tartas... Bueno, eran para el mismo sábado que el cumpleaños que iba a celebrar yo, pero teníamos la semana para preparar los adornos, los bizcochos y podíamos montarlas el viernes para que ella se las llevara tranquilamente el sábado. Reorganizo la semana y listo. Lunes y martes sus decoraciones, miércoles las mías, y jueves y viernes bizcochos y montajes. Hasta parezco una profesional, eh? jajajaja.
      Pero el lunes saltó el primer imprevisto: a mi suegra le habían llamado para darle la cita que llevaba meses esperando para operarla el viernes. Tras unos momentos de histeria y descontrol, decidimos seguir adelante con todos los planes. La operación iba a ser a primera hora de la mañana, así que podría escaparme un rato por la tarde para ayudar con las tartas...

      Comienzo con las primeras decoraciones y el miércoles por la tarde mi cocinillas me llama al trabajo para decirme que mi suegra se había ido al hospital por que se encontraba mal y que le iban a adelantar la operación de la hernia a esa misma tarde. Así que ya os podéis imaginar: corriendo al hospital, nervios, espera eterna, la operación sale fenomenal y esperamos a que la dejen en la habitación casi a la 1 de la madrugada... Jueves de hospital y cuando llegamos a casa me puse a preparar los adornos que tenía pensados para la tarta del sábado... pero mi mente y mi cuerpo solo me dieron para preparar el muñequito del homenajeado con su pequeña. Y el viernes fue duro, tras el trabajo tardamos unas 6 horas en preparar unas tartas preciosas, que ya os enseñaré ;).

      Así que la preparación de esta tarta tuvo que ser el sábado. A las 8.30 ya estaba en pie preparando el bizcocho y el relleno y tras preparar el resto de la comida, la adorné en menos de 1 hora ¡con el cumpleañero ya en casa! Creo que nunca me ha temblado más el pulso mientras preparaba una tarta jajaja ¡así que no le busquéis muchos defectos!
      Como veis, en mi caso es mejor no planificar mucho las cosas, que luego me salen siempre del revés ¿Y por qué una tarta sobre la playa a estas alturas del año? Pues por que su mujer me había dicho que le gustaba el azul, el verde, el mar y su hija, así que aunque la primera idea llevaba más elementos, al final se me ocurrió plantarle en medio de una playa con un 40 bien grandote, que esos años no se cumplen todos los días ;), y hacerle un pequeño guiño a su aniversario de casados con un corazón y sus iniciales en la arena, ya que iba a ser a los pocos días.

      Al cumpleañero le encantó, así que me doy por satisfecha con el resultado de mi cuarta tarta de fondat. La combinación del bizcocho con las semillas de amapola y el relleno con el toque de café han convertido a esta tarta como una de mis favoritas ¡está de vicio! 

       Ingredientes para el bizcocho (para molde de 20 cm.)
      • 1 yogur natural sin azúcar
      • 125 ml. de aceite de oliva
      • 250 gr. de azúcar
      • 375 gr. de harina
      • 3 huevos
      • 1 sobre de levadura
      • 1 cucharada pequeña de semillas de amapola
       Ingredientes para el relleno y decoración
      • 500 gr. de mascarpone
      • 3 cucharadas pequeñas de café instantáneo
      • 30 ml. de agua
      • Azúcar glass al gusto
      • Fondant
      • Galletas trituradas
       Preparación

      Pon a precalentar el horno a 180ºC.
       
      Engrasa el molde con mantequilla o aceite y espolvorea un poco de harina hasta que quede todo bien cubierto. Reserva.

      En un bol añade poco a poco todos los ingredientes del bizcocho y bátelos para que se integren bien. Una vez obtengas una masa homogénea y sin grumos, vierte la masa en el molde y mételo en el horno durante 30- 40 min. aproximadamente, hasta que lo pinches con un palillo y éste salga limpio.

      Una vez que el bizcocho se ha horneado, déjalo reposar en el molde unos 15 minutos sobre una rejilla. Pasado este tiempo, desmóldalo y deja que se enfríe por completo sobre la rejilla. 

      Mientras se enfría, calienta unos segundos el agua en el microondas, añade el café instantáneo y remueve para que se disuelva.

      Bate el mascarpone para conseguir una crema más suave y añade el café poco a poco. No hace falta que añadas todo, yo para este relleno al final solo añadí la mitad para que no supiera muy fuerte a café. Sin dejar de batir, añade el azúcar glass hasta que consigas el dulzor que más te guste. Mete el relleno en la nevera hasta que vayas a usarlo.

      Corta el bizcocho por la mitad, pon el bizcocho inferior sobre una base y cubre con el relleno toda la superficie. Pon encima el bizcocho superior, encajándolo bien para que los dos bizcochos queden bien sujetos y rectos. Cubre toda la tarta con la crema de mascarpone y métela en la nevera una media hora. Si no la vas a cubrir con fondant deberás darle una segunda capa de crema hasta cubrir todo el bizcocho.

      Si te atreves con el fondant, deja volar tu imaginación ;)

      Sopa minestrone - CWK

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      Con el inicio de octubre llegaron los días otoñales y los retos de Whole Kitchen que tanto nos gustan en casa por que nos dan la oportunidad de probar cosas nuevas que, si fuera por nosotros, lo más seguro es que no prepararíamos.

      Y esta sopa minestrone era una de las recetas que teníamos en nuestra lista de improbables. Bueno, rectifico, estaba incluida en mi lista de recetas a no probar... ¿Por qué? Pues no sabría muy bien explicar el por qué, pero es oir sopa de verduras y automáticamente me cierro en banda: no me gusta. Yo disfruto con la sopa y con las verduras, pero por separado. Cuando me las juntas me convierto en una acérrima Mafalda jaja.

      Casi estuve a punto de no prepararla cuando vi la propuesta, pero me daba pena no comenzar con los retos de nuevo, así que me lancé y la verdad es que me sorprendió mucho el resultado. Puedo decir que hasta me gustó y que mi papel de Mafalda anti-sopas de verduras ¡está empezando a desaparecer!

      Lo que me gustó de esta sopa de verduras de origen italiano es que la puedes preparar con un montón de verduras y eso implica que puedes adaptarla a tu gusto. Aunque hay varias versiones según la región e incluso la estación del año, nosotros al final elegimos nuestros propios ingredientes manteniendo, eso sí, los más comunes como la cebolla, el tomate, las zanahorias y el apio todo bien cortado a trocitos.
      Nosotros le hemos añadido bacon y pasta, pero podéis preparar la sopa únicamente con las verduras si queréis un plato vegetariano o incluso añadirle otro tipo de carne como pollo, tocino, etc. ¡acepta casi cualquier cosa que os guste!

      La verdad es que es una sopa sencilla, rica y un buen chute de vitaminas y nutrientes si no cocéis durante mucho tiempo las verduras. Además, ahora que los días nublados y de lluvia se acercan, es de los platos que apetecerán más de una vez. Vamos a por la receta.

      Whole Kitchen, en su propuesta salada para el mes de Octubre, nos invita a preparar un clásico de la cocina italiana: Sopa Minestrone.

       Ingredientes (para 6 personas)
      • 5 zanahorias pequeñas
      • 2 puerros
      • 1 rama de apio grande
      • 2 patatas pequeñas
      • 1/2 cebolla grande
      • 1 calabacín
      • 1 trozo de col lombarda 
      • 1 tomate grande
      • 3 lonchas finas de bacon
      • 1 hoja de laurel
      • 1,5 l. de agua o caldo
      • 40 gr. de pasta
      • Sal, pimienta y perejil
      • Aceite de oliva
       Preparación

      Pela, limpia y corta a trocitos todas las verduras. Los trozos de las verduras pueden ser más o menos grandes según te gusten. Corta el bacon a tiras y reserva todo.
      A fuego fuerte pon a calentar una olla con un chorrito de aceite. Cuando esté caliente, baja a fuego medio y añade el bacon y la cebolla para que se rehoguen.  

      Cuando el bacon ya esté dorado y la cebolla transparente, añade las verduras cortadas excepto el tomate y remueve durante un par de minutos. Salpimienta.
      Si no tienes caldo, puedes disolver media pastilla de caldo de pollo en 1,5 litros de agua o añadir directamente solo el agua en la olla, hasta cubrir todas las verduras. Añade la hoja de laurel y el tomate troceado y remueve. Lleva a ebullición y ponlo a fuego lento.
      Tapa la olla y deja que cueza unos 45 minutos. Pasado este tiempo, añade la pasta y deja que cueza unos 20 minutos más, removiendo de vez en cuando.

      Con estos tiempos las verduras quedan bien cocidas pero con un punto al dente. Si quieres que estén más blandas, alarga los tiempo de cocción. Rectifica de sal si hiciera falta.

      Servir inmediatamente, espolvoreando un poco de perejil y albahaca fresca por encima o un poco de queso parmesano. Y a disfrutar de esta rica sopa calentita.

      Una calabaza que sabe a tarta especiada de zanahorias para Halloween

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      ¡Ya no queda nada para Halloween! Menos mal que este año me he organizado bien y he podido traeros a tiempo una idea para que preparéis algo dulce, bonito y delicado. Por que, aunque sea Halloween, no todo tiene que ser terroríficamente feo ¿verdad?
      Realmente he de confesaros que esta buena organización no ha sido por mi. Todavía no consigo preparar las recetas temáticas con tanta antelación a la fecha clave. Ya he aceptado que es un don con el que no nací, que le vamos a hacer... De echo puedo presentaros hoy esta tarta gracias a mi compi, que insistió en prepararla pese a que yo no estaba nada convencida del resultado y pensaba que iba a ser un auténtico desastre.

      Pero como no era la primera vez que preparamos algo juntas, sé que al final suelen salir las cosas y acabo haciéndole caso. Es lo bueno de formar un buen equipo: ella busca las ideas más rocambolescas, yo busco como poder (más o menos) llevarlas a cabo, creamos un chirimiri de ideas (léase como lluvia de ideas multiplicado por un millón) y entre las dos acabamos preparando algo que más o menos se parece a nuestra idea original, por que a veces durante el proceso de preparación se nos va la mano y dejamos volar la imaginación...
      En fin, que esta tarta la preparamos durante la semana-en-la-que-todo-se-me-juntó que os relaté hace unos días para una fiesta que organizaban los amigos de mi compi. Se querían reunir todos para pasar un buen rato, dar la bienvenida al otoño y celebrar algún que otro cumpleaños. Hubo votación de temas y acabaron empatando el otoño y halloween, así que los postres tenían que llevar un poquito de todo sin ser macabros por que también habría peques danzando por ahí.

      Yo creo que lo resolvimos bastante bien ¿no? jejeje Al menos todos quedaron encantados con la presentación y el sabor les gustó mucho, pero claro, ¿quién se puede resistir al sabor de una tarta de zanahorias con crema de mascarpone en una fiesta otoñal?
      Aunque creo que esta brujita ayudó mucho. Al menos a mi me robó el corazón por que ésta, señoras y señores ¡es mi primera muñeca modelada! Así que tratádmela con cuidado y no me la critiquéis mucho, que ya sé que la pose es un pelín rara jajaja.

      Y lo bueno de esta tarta es que no necesitáis moldes ni nada especial, con un par de cuencos con molduras o flaneras grandes podéis preparar una calabaza de lo más resultona.

       Ingredientes para el bizcocho
      • 1 yogur natural sin azúcar
      • 125 ml. de aceite de oliva
      • 250 gr. de azúcar
      • 375 gr. de harina
      • 3 huevos
      • 1 sobre de levadura
      • 1/2 cucharada pequeña de jengibre
      • 1/2 cucharada pequeña de nuez moscada
      • 1 cucharada pequeña de canela
      • Colorante naranja en gel de Wilton 
       Ingredientes para el relleno y decoración
      • 250 gr. de mascarpone
      • 100 gr- de azúcar glass
      • Colorante naranja en gel de Wilton 
      • Regaliz negro
      • Fondant de colores para los adornos
       Preparación

      Pon a precalentar el horno a 180ºC.

      Engrasa los moldes con mantequilla o aceite y espolvorea un poco de harina hasta que quede todo bien cubierto. Reserva.

      En un bol añade poco a poco todos los ingredientes del bizcocho y bátelos para que se integren bien y no queden grumos. Añade colorante alimenticio naranja para darle un tono parecido al de la calabaza y vuelve a batir hasta que toda la masa tenga un color uniforme. Divide la masa en dos partes y ponla en los moldes. Mételos en el horno durante 30- 40 min. aproximadamente, hasta que pinches el bizcocho con un palillo y éste salga limpio.

      Deja reposar los bizcochos durante unos 15 min., sácalos del molde y ponlos sobre una rejilla para que se enfríen por completo. Una vez fríos, envuélvelos con papel film y mételos en la nevera como mínimo un par de horas para que el bizcocho se asiente y endurezca un poco.

      Para preparar el relleno, simplemente tienes que batir el mascarpone con la cantidad de azúcar glass que te guste y un poco de colorante naranja. Cuando ya esté todo bien mezclado, mételo en la nevera hasta que sea el momento de usarlo.

      Y ya solo queda montar la tarta, que es de lo más sencillo.

      Si los bizcochos no te han quedado rectos, puedes nivelarlos un poco para que la calabaza no quede muy torcida, aunque no es imprescindible ya que con el relleno podrás recolocar las piezas.

      Cubre la base donde lo vayas  a presentar para que no se manche, pon uno de los bizcochos encima, con la parte más estrecha sobre la base, y cubre la parte de arriba con el relleno de mascarpone que preparaste.
      Pon encima el otro bizcocho al revés, poniendo la parte más ancha sobre el relleno. Haz un pequeño hueco redondeado quitando más o menos medio dedo de bizcocho en la parte superior para que parezca la hendidura que tiene la zona del pedúnculo y ya tienes la base de tu calabaza. Fácil ¿verdad?

      Con un poco de fondant negro moldea la forma de un pedúnculo, ponle un palillo en la parte inferior y colócalo en el centro del hueco que acabas de realizar sin clavarlo del todo, ya que necesitarás un pequeño hueco para colocar el regaliz. Aunque en la foto lo veáis marrón, al final lo cambiamos por el negro ;).
      Desenrolla las espirales de regaliz y separa las tiras hasta que te quede un cordel finito. Coloca un extremo bajo la tarta para que el regaliz quede enganchado y no se mueva y, a través de una de las hendiduras, súbelo hasta el pedúnculo. Dale una vuelta en el palillo para que no se caiga o, si es lo suficientemente largo, bájalo por otra hendidura en el lado contrario y vuelve a agarrar este extremo con la tarta. Repite este paso hasta que todos los huecos verticales de la calabaza tengan un regaliz y asegura el pedúnculo clavándolo un poco más en el bizcocho.
      Para decorar también puedes dejar un par de regalices sueltos y enrollarlos un poco como las dos que aparecen en la foto.  

      Por último, con fondant puedes realizar el resto de decoraciones: unas grandes hojas para la calabaza, una brujita, unas mini-calabazas... cualquier cosa sirve en Halloween!! ;)

      Mini Tarta Dobos - CWK

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      Hoy me asomo por vuestra pantallas con una nueva receta dulce ¡y encima repito trayendo otra tarta! Os aseguro que este mes tengo a mis michelines felices. ¡Qué digo felices!, con tanto dulce ¡están pletóricos!
      Y de nuevo tengo otra excusa. La culpa de que haya preparado esta receta no es mía, si no de los retos de Whole Kitchen, que ya no me lo podía saltar... ¿cuela?

      Si os soy sincera, cuando leí el nombre de tarta Dobos no me atrajo mucho pero cuando vi el contenido supe que tenía que hacerla sí o sí: bizcocho finito, mucho chocolate y un toque de toffee ¿qué más se le puede pedir a una tarta? Que no engorde, ya lo sé, pero eso lo tenemos difícil...

      Luego leí la preparación de la tarta y casi me desmayo. No os voy a mentir, es una tarta con una preparación muy entretenida, de las que necesitas algunas horas por que cuenta con bastantes pasos, pero por suerte ninguno es difícil. Así que si os animáis con ella y leéis la receta, coged aire por que os va a llevar un buen rato.
      Por si queréis conocer un poquito más sobre esta tarta de origen húngaro que hoy es todo un clásico en este país, se llama Dobos por que su inventor fue un reputado pastelero húngaro llamado Jozsef Dobos. Después de algún que otro viaje a Francia descubrió la crema de mantequilla y, tras varios experimentos, decidió usarla como relleno para una tarta.
      En la Exposición Nacional de Budapest en 1885 presentó una tarta formada por 6 capas de bizcocho alternadas con crema de mantequilla de chocolate y coronada con caramelo glaseado y parece ser que gustó mucho y llamó la atención, ya que hasta entonces solo rellenaban las tartas con cremas pasteleras con base de huevo o con natas montadas.
      La fama de la tarta se extendió por toda Europa e incluso Francisco José y Sissi se deleitaban con ella, pero su receta fue secreta hasta 1906, año en el que el pastelero se jubiló y decidió darla a la Asociación de Pasteleros y Panaderos de Budapest para que pudieran prepararla y como no, variarla.
      Nosotros no nos hemos podido resistir y hemos metido nuestras variaciones. La crema de mantequilla no nos va mucho, así que en su lugar hemos preparado un delicioso ganache de chocolate negro un poquito fuerte y para el bizcocho decidí preparar un bizcocho genovés, que tenía muchas ganas de probarlo y no me apetecía hornear 6 bizcochos para preparar la tarta.  
      Pese a que le haya llamado mini tarta por que tiene un diámetro de unos 11 cm. no os penséis que es de tamaño individual o para dos ¡han salido 8 raciones sin problemas! Creo que el ganache me quedó bastante consistente y se aleja un poco de la suavidad que tiene la tarta original... Pero mi versión no la cambiaría por nada del mundo ;).  

      Whole Kitchen, en su propuesta dulce para el mes de octubre, nos invita a preparar: Dobos Torte.
        Ingredientes para el bizcocho genovés
      • 4 huevos
      • 120 gr. de azúcar
      • 120 gr. de harina
      • 1/2 cucharada pequeña de extracto de vainilla
      • 1 pizca de sal
       Ingredientes para el relleno y la cobertura
      • 250 gr. de chocolate negro 64% de cacao
      • 130 ml. de nata
      • 60 gr. de mantequilla sin azúcar
      • 2 cucharadas soperas de azúcar glass
       Ingredientes para la salsa de toffee
      • 75 gr. de azúcar
      • 22 ml. de agua
      • 60 ml. de nata
      • 30 gr. de mantequilla
         Preparación

        Separa las yemas de las claras.

        Corta una hoja de papel vegetal para hornear con el tamaño de la bandeja del horno. Para que se quede pegado y no te cree arrugas puedes untar un poco de mantequilla en las esquinas y el centro de la bandeja y pegar el papel encima bien estirado. Reserva.

        Pon a precalentar el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.

        Bate las yemas con el azúcar durante 5-10 minutos hasta que blanquee y se convierta en una masa uniforme. 
        Añade el extracto de vainilla y la harina poco a poco sin dejar de batir para que se mezcle bien. Tras unos minutos el color será más amarillento y la consistencia de la masa más espesa. Reserva.
        Ahora bate las claras a punto de nieve con una pizca de sal. Para que estén bien consistentes te recomiendo que las batas como mínimo unos 10 minutos, a velocidad alta si lo haces con una batidora eléctrica.
        Por último mezcla las claras a punto de nieve con la masa que preparaste antes con mucho cuidado, despacio y, sobre todo, usando movimientos envolventes para que las claras no se bajen. La masa pasará a tener una consistencia parecida a un mousse.

        Una vez que lo hayas mezclado bien extiende la masa por toda la superficie de la bandeja del horno. Con la ayuda de una espátula procura que quede nivelada y lisa.  
        Métela en el horno entre 10-15 minutos, hasta que veas que tiene un tono dorado. No la dejes mucho tiempo más ya que, al ser un bizcocho tan fino, se quedará muy seco y se romperá con facilidad.
        Coloca otra hoja para hornear o un trapo limpio sobre una rejilla, coge la plancha de bizcocho y dale la vuelta para que el bizcocho quede sobre la nueva hoja de papel de hornear. Quítale el papel sobre el que se había horneado y deja que se enfríe el bizcocho. 

        Mientras se enfría puedes preparar el relleno y la cobertura de ganache de chocolate. 

        Derrite el chocolate negro en el microondas durante un par de minutos más o menos, parándolo cada 20-30 segundos para remover y controlar que el chocolate no se queme. Reserva.

        Vierte la nata en un cazo y cuando rompa a hervir retírala del fuego. Mezcla la nata caliente poco a poco con el chocolate y remueve con la ayuda de una espátula. Añade la mantequilla fría cortada a tacos y remueve hasta que se deshaga.

        Cubre el bol con papel film, haciendo que toque la ganache para que no se forme una costra y déjalo reposar en la nevera una media hora para que no esté muy líquido. 

        Una vez preparado el relleno podemos comenzar a cortar las piezas para montar nuestra tarta. Yo usé un cortador de 10,5 cm. de diámetro ya que era perfecto para cortar las seis láminas que necesitaba. Si usáis uno más grande quizá necesitéis preparar alguna plancha más de bizcocho. Tápalas para que no se sequen y reserva.
        ¡Venga, que ya queda poco!

        Por si acaso, tened mucho cuidado mientras preparáis el toffee, no deja de ser una salsa de caramelo y sus quemaduras son de lo peorcito. Así que por favor, este punto con mucho tiento, sin niños y nada de probar a ver cómo sabe!!!

        Ahora sí, vamos a por la cobertura de toffee que lleva en la parte superior. Para ello extiende en una sartén el azúcar y sobre ella vierte el agua. Pon la sartén a fuego lento y cuando el azúcar se disuelva sube a fuego medio.

        Punto muy importante, no remuevas hasta que empiece a burbujear y tenga un tono dorado. Si no puedes resistirte (como yo) solo hazlo muy de vez en cuando para asegurarte de que no se pega o incluso moviendo (con mucho cuidado) un poco la sartén bastará.
        Si lo remueves todo el rato el agua se evaporará y te quedará una piedra de azúcar, palabrita. A mi me costó un par de intentos llegar a esta conclusión jajajaja.

        Cuando ya tenga un tono de caramelo retíralo del fuego y añade poco a poco la nata y la mantequilla. Vuelve a poner la sartén a fuego flojo hasta que se evapore un poco más el líquido y te quede una salsa más espesa y homogénea. Retira del fuego para que se temple.  
        ¡Ya solo nos quedan montar la tarta!

        Reserva una de las láminas de bizcocho para ponerlas en la parte superior y parte del relleno para cubrir la tarta.

        Con el resto deberás intercalar bizcocho y relleno hasta que no te quede ninguna de las láminas de bizcocho y en la parte superior tengas chocolate (recuerda que has guardado una para ponerla encima).
        Si quieres que luego te queden todas las líneas del relleno iguales utiliza un medidor u otro utensilio que te ayude a poner siempre la misma cantidad de relleno. Una vez que acabes con todas las capas, revisa que no esté torcido y mételo en el frigorífico unos minutos para que el relleno se endurezca un poco.

        Coge la lámina de bizcocho que reservaste y vierte sobre ella la salsa de toffee dejando que caiga por los bordes. Con un cuchillo bien afilado marca ocho porciones y mételo un rato en el frigorífico. Cuando veas que el caramelo está más sólido con la ayuda de un cuchillo afilado quita la parte sobrante y vuelve a marcar los cortes. Reserva.
        Cubre los laterales de la tarta con el resto de chocolate. Yo le di dos capas, dejando reposar la tarta unos 10 minutos dentro del frigorífico entre cada una. 

        Por último, coloca la última capa con el caramelo encima. Puedes decorar el centro con un poco de chocolate del relleno y la ayuda de una manga pastelera.   


        Barras de calabaza de Hummingbird Bakery preparadas con Alzola Basque Water

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        ¿Hummingbird Bakery y Alzola Basque Water? Sí, sí, has leído bien :). Este dúo tan interesante surgió de la mezcla entre mi lista interminable de recetas pendientes y la pregunta que nos lanzaron a través de Blog on Brands: #Basquewater ¿la mejor agua del mundo? Y con semejante pregunta os imaginaréis qué les respondí ¿no? ¡yo quiero probarla!
        ¡Y tuve la suerte de ser seleccionada para hacerlo! A los pocos días tenía en mi casa unas botellas de Alzola Basque Water tan elegantes como las de las fotos para que pudiera conocer su nueva botella de vidrio acorde con la renovación de la empresa y la marca. ¿Parecen de vino verdad? Cuando yo abrí la caja también lo pensé jaja y sobre todo cuando fuimos a abrir la primera botella en casa de mis suegros. Cuando parece que el sacacorchos se ha fugado de tu casa o no te apañas con él, echas de menos los tapones de rosca... Que también tienen esta versión, pero con las prisas nosotros comenzamos por las de tapón y no vimos las de rosca. Aún así la presentación de las dos botellas mola, en cuanto las vimos las ya nos las estábamos repartiendo jaja.
        Para que sepáis un poquito más de los orígenes de Alzola Basque Water, se cree que estas aguas templadas fueron descubiertas alrededor de 1776 por unos niños que iban a bañarse en ellas en pleno invierno y, como era de esperar, eso llamó la atención de las autoridades médicas. En 1843 fue considerada agua de utilidad pública y tres años más tarde montaron un balneario que ha durado hasta nuestros días.

        Es un agua mineral natural que se obtiene del manantial de Alzola, en Guipúzcoa, a través de una surgencia termal que aflora a 29ºC desde una profundidad de 700 metros, tras un proceso de más de 20 años de gestación subterránea del agua, que ellos consideran una auténtica "singularidad de la naturaleza". Con una pureza absoluta y una composición química especial, se le atribuyen propiedades digestivas, diuréticas y relajantes.
        Soy bastante especialita con las aguas embotelladas, sobre todo desde que me vine a vivir a Madrid y puedo beber del grifo tranquilamente jeje. He encontrado pocas aguas que me gusten y la de Alzola Basque Water ha sido una de ellas. Es suave, no me dejó un sabor extraño en la boca y me quitó la sed. Quizá os suene raro, pero yo he encontrado algunas marcas de agua embotellada que no me quitan la sed y encima me dejan la boca reseca o áspera...  

        Y como el agua no es solo para beber, quise probarla en alguna de las "recetas pendientes". Siendo Halloween, principios de noviembre y otoño ¿qué ingrediente íbamos a elegir? Por supuesto ¡la calabaza! Con el agua de Alzola Basque Water cocimos la calabaza para hacer el puré, ingrediente principal de esta receta que encontré en el libro "Home Sweet Home" de Hummingbird Bakery, aunque incluye algunas adaptaciones, como siempre ;).
        La verdad es que no he notado diferencia en el sabor de la calabaza pero, como ya os dije antes, es que el agua del grifo de Madrid está muy rica. Seguro que la diferencia está en las propiedades y que le quitas el cloro, etc. cosa que no va mal, sobre todo para preparar la comida de los más peques :).

        Y sobre esta receta he de deciros que tenéis que probarla sí o sí ¡qué delicia de bizcocho! Blandito, esponjoso y con un sabor riquísimo, tanto con la crema como sin ella. Además no se tarda nada en prepararlo. Si nos seguís por Facebook o Instagram ya habréis visto que fuimos incapaces de esperar al desayuno y a las doce de la noche ya le estábamos hincando el diente jaja.
        Por cierto, el nombre de "pumpkin bars" o "barras de calabaza" se debe a la presentación de este postre. Como lo hornean en un molde cuadrado, la forma más sencilla de cortarlo es haciendo una cuadrícula y da como resultado una especie de barras o rectángulos de bizcocho.

          Ingredientes para el bizcocho
        • 425 gr. de calabaza
        • 1 botella de agua Alzola Basque Water
        • 4 huevos grandes
        • 250 ml. de aceite de girasol
        • 340 gr. de azúcar moreno
        • 340 gr. de harina
        • 2 cucharadas pequeñas de levadura en polvo
        • 1 cucharada pequeña de bicarbonato de sodio
        • 1 cucharada pequeña de canela
        • 1/2 cucharada pequeña de jengibre en polvo
        • 1/2 cucharada pequeña de nuez moscada
        • 1 cucharada pequeña de sal

         Ingredientes para la cobertura
        • 250 gr. de mascarpone
        • 40 gr. de mantequilla sin sal
        • 3 cucharadas soperas de azúcar glass
           Preparación

          Lava bien la calabaza, córtala por la mitad y limpia el interior con la ayuda de una cuchara hasta quitar todas las pipas. Corta la calabaza en trozos más pequeños para que quepa bien en la olla y se cueza más rápido.

          Prepara una olla a fuego fuerte con una botella de Alzola Basque Water, un poco de sal y la calabaza. Cuécela unos 20-30 minutos, hasta que la pulpa esté blanda. Una vez cocida, escurre la calabaza y deja que se temple. Quita la piel y chafa la pulpa con un tenedor o una batidora hasta conseguir un puré. Reserva.
          Pon a precalentar el horno a 170ºC, calor arriba y abajo. Engrasa con un poco de mantequilla o aceite el molde en el que lo vayas a hornear y reserva.

          En un bol prepara los ingredientes sólidos: tamiza la harina, la levadura, el bicarbonato, la sal y las especias y reserva.

          Bate el puré de calabaza con el azúcar para que se mezcle. Añade los huevos uno a uno, esperando a que el primero se integre en la masa para añadir el siguiente, y por último el aceite. Sin dejar de batir,  añade poco a poco los ingredientes sólidos hasta que estén todos los ingredientes bien mezclados y tengas una masa homogénea y suave.
          Vierte la masa en el molde y hornéalo durante 30 - 40 minutos, hasta que lo pinches con un palillo y éste salga limpio. Una vez horneado, déjalo reposar unos 15 minutos sobre una rejilla para que se temple el molde. Pasado este tiempo, quítale el molde y deja que el bizcocho se enfríe por completo.
          Para la cobertura solo tienes que batir el mascarpone con el azúcar glass y la mantequilla hasta que te quede una crema suave pero consistente. Yo no hice la crema muy dulce, así que puede que necesites algo más de azúcar.

          Una vez el bizcocho esté completamente frío, extiende la crema por encima hasta cubrir toda la superficie. Con la ayuda de la punta de la espátula puedes darle la forma de piquitos si no quieres que quede completamente lisa.

          Para servir corta las porciones en forma de barra o rectángulo :)

          Puedes mantenerlo hasta una semana bien tapado en la nevera.

          ¡Ya llegó mi AIG!

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          ¡Sí, ya tengo los regalos entre mis manos y sé quién ha sido mi AIG este año! ¡Qué ilusión!

          Cuando llegué el jueves por la noche a casa mi cocinillas me acercó el archiconocido papelito amarillo con el aviso de correos y me dijo: "tienes un paquete en correos y viene de Bilbao". Me quedé pensando si había comprado algo por internet que pudiera venir desde Bilbao y dándole vueltas al tema de repente caí que ¡ERA EL PAQUETE DE MI AIG!

          Así que al día siguiente fui corriendo a correos y cuando llegué por la noche a casa me senté tranquilamente en el sofá para descubrir quién era mi AIG y abrir los siete paquetitos que había visto de camino a casa (una, que es una ansiosa y no puede evitar abrir la caja por el camino para cotillear jajaja).
          Tras leer la carta descubrí que mi AIG era Ainize, de Dulces, cámara y acción, un blog muy recomendable en el que podréis conocer dos de las pasiones de Ainize, la repostería y el cine. 

          Y aquí tenéis lo que me encontré tras esos bonitos regalos :)
          • Una bonita carta en la que se presentaba, me contaba un poquito más sobre ella y los regalos que me había enviado.
          • Unas cápsulas para cupcakes
          • Un libro sobre spéculoos (¡ya sé lo que es!) con un montón de recetas muy ricas
          • Unos chupachups de ¡chocolate! Os aseguro que casi la adoro por esto jajaja además contiene unas mezclas de lo más curiosas como chocolate negro con aceite de oliva y sal, chocolate con leche y peta zetas o chocolate blanco con maíz tostado.
          • Un pequeño bordado muy bonito con dos gatitos y un cupcake de lo más gracioso
          • Una preciosa cajita con unos mini cupcakes de chocolate con maltesers ¡que estaban deliciosos!
          • Y un botecito que contenía esto:
          Mini galletas de mojito en forma de lentejas jajajajaja ¡qué gracia me hizo! Eso me pasa por comentar que no me gustan :P

          Así que muchas gracias de nuevo Ainize por todos estos regalos ¡me han encantado! Y gracias a Jessica de Decogalletas por haber organizado el AIG de este año y a Patricia, del blog From Sweetland with love... y Cristina, deSweet Emy, por haber colaborado en la creación del logo.

          Cuando mi AIG reciba mis regalos, os actualizaré esta entrada para que lo veáis ;)

          Calabaza y patatas "a lo pobre" con queso de cabra y vinagreta de miel

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          Hoy os trigo una receta salada para variar un poquito y que podáis descansar y digerir todas las recetas dulces que os he estado mostrando hasta ahora, que no han sido pocas jeje.
          Que luego vendrán las reclamaciones por que hemos llegado (sí, me incluyo, que yo cato todo lo que os enseño) con unos kilos de más a las navidades sin saber cómo ha pasado... Total, sólo probamos algún que otro pastelito de El Recetario de Lady Halcón, no sé de dónde habrán venido estos michelines... :P. En fin, que me voy por las ramas.

          Vuelvo a traeros otra receta otoñal con la calabaza como protagonista, muy sencilla, que no tardaréis nada en prepararla y, con lo rica que está, tardaréis todavía menos en comérosla jaja.
          La idea nos la dio la madre de mi cocinillas al ver que nos habíamos juntado de golpe con tres calabazas (sin contar con la que usamos en las barritas de Hummingbird Bakery, ya os contaré en otra entrada el por qué de este ataque calabacil). Nos propuso hacer una especie de calabaza encebollada, que cuando el cocinillas se metió en la cocina derivó en una mezcla entre ese plato, las patatas a lo pobre y su toque propio, que mi cocinillas nunca se puede resistir dárselo ;).
          Es un plato ligero, que no de dieta, no os confundáis, y con muchos sabores entremezclados. En cada bocado te venía el sabor de la calabaza, o de la patata, un trocito de queso de cabra o un toque más marcado de la vinagreta de miel... Os aseguro que me habría comido la sartén enterita, y eso que hicimos para cuatro personas jajaja.

           Ingredientes (para 4 personas)
          • 1 calabaza pequeña
          • 4 patatas medianas
          • 1 cebolla morada
          • 4 huevos
          • Queso de cabra (u otro que te guste)
          • Aceite de oliva y vinagre
          • 1 cucharada pequeña de miel
          • Sal y pimienta
           Preparación

          Pela y lava todas las verduras. Córtalas a rodajas más o menos finas, como si fueras a hacer una tortilla de patata ;).
          Pon un buen chorro de aceite en una sartén a fuego medio y cuando esté caliente añade la cebolla. Deja que se rehogue unos minutos hasta que empiece a estar un poco transparente, añade las patatas y salpimienta. Una vez que la patata comience a estar blanda, añade la calabaza y deja que todo se rehogue hasta que estén todos los ingredientes blandos.
          Rectifica de sal si hiciera falta. Pon los cuatro huevos en un plato y mezcla las claras con las yemas con cuidado y sin llegar a batir por que no queremos que cojan aire. Añádelos a la sartén y remueve hasta que se cuajen. Retira del fuego.

          Ya solo queda preparar la vinagreta. Solo tienes que añadir en un recipiente tres cucharadas soperas de aceite de oliva, una de vinagre, la miel y mezclar todo muy bien.

          Para servir en un plato te puedes ayudar de un molde si quieres que te quede con la forma circular añadiendo por encima un poco de queso a trozos pequeños y la vinagreta al gusto.

          Pimientos rojos rellenos de carne picada y verduras de Vivelafruta.com

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          ¡Ya estoy de vuelta! Tras un par de semanas intensas en el trabajo que me han hecho estar bastante desaparecida, me prometí que de este fin de semana no pasaba sin publicar una receta más, así que me he puesto manos a la obra. Bueno, más bien diría que mi cocinillas se puso manos a la obra por que esta entrada es todita suya, incluidas las fotos que suele ser mi tarea... Ay, madre ¿querrá quitarme el blog? O_O tengo que hablar seriamente con él... ejem... ¡cocinillaaaaaaaaas!
          Antes de pasar a la receta os voy a contar de donde provienen sus ricos ingredientes. Desde RED Facilisimo.com, una red de bloggers de la que formamos parte desde sus inicios, contactaron con nosotros para ofrecernos la oportunidad de recibir y probar una cesta de frutas y verduras por cortesía de Vivelafruta.com. Aceptamos y a los pocos días nos dejaron esta pedazo de caja en casa.
          Quizá no se vean muy bien las proporciones pero la cajita pesaba ¡unos 20 kilos! Lo primero que pensé fue: "madre del amor hermoso, y ahora ¿qué hacemos con tanta verdura?". Y es que una a veces no piensa. Creyendo que iban a tardar más tiempo en enviar la caja, unos días antes habíamos hecho una buena compra de frutas y verduras así que os podréis imaginar la que se lió en casa: más de 25 kilos para dos personas jajaja. Me acordé muchísimo de una de mis amigas de Barcelona, seguro que esto sería el paraíso para ella jaja ;).
          Os explico un poquito quien está detrás de esta pedazo de caja :). Vivelafruta.com es un distribuidor de fruta y verdura con más de treinta años de experiencia. Su sede está en Castelldefels, aunque ellos mismo distribuyen y entregan sus productos por toda España. Si os parece mucha cantidad también tienen cajas con menos kilos y, aunque la caja que yo recibí solo contenía verduras, se pueden combinar con frutas. La calidad-precio me ha parecido que está bastante bien, ya que una caja como la nuestra ronda los 30 eurillos más gastos de envío. Te evitas ir al súper, las colas y cargar la compra hasta casa, nada mal, ¿no? Además todo vino muy bien distribuido y colocado dentro de la caja, con una pinta tan estupenda como la que veis en la foto:
          ¿Completita verdad? Nos enviaron una gran variedad de productos y ya hemos dado buena cuenta de casi todos ellos jeje un ejemplo de ello fue la anterior receta (¿ahora entendéis el ataque calabacil? jaja).

          Sobre la receta que os traemos hoy he de deciros que a mi me encantó e incluso tras comerme un pimiento me supo a poco. Es sencilla, vistosa y no tardas mucho en prepararla por lo que puede ser ideal si tienes invitados en casa, ya que alargando un poquito más el último toque de horno te ayudará a calentarlos de nuevo si los has preparado con tiempo.
          También podéis hacer una versión vegetariana, cambiando la carne por setas, calabaza o cualquier otra verdura que os guste. Sé que para esta versión también tendríais que quitarle el queso, pero soy una fan incondicional de él y no he encontrado otra cosa que pueda sustituir a su delicioso sabor, así que este punto lo dejo en vuestras manos ;).

           Ingredientes (para 4 personas)
          • 4 pimientos rojos medianos
          • 375 gr. de carne picada de ternera y cerdo
          • 1 berenjena grande
          • 1 calabacín grande
          • 2 zahanorias
          • 1 cebolla
          • 1 rama de apio
          • 1 hoja de laurel y una pizca de tomillo
          • 2 ajos grandes
          • 100 gr. de queso tierno
          • de tomate frito
          • Aceite de oliva, sal, pimienta
           Preparación

          Pon a precalentar el horno a 220ºC, calor arriba y abajo.
          Pela, lava y corta en daditos todas las verduras excepto los pimientos rojos. Reserva.

          Lava los pimientos, corta la parte superior y quita todas las pepitas del interior. Quita el pedúnculo de la parte superior para usar la parte del pimiento restante como "tapa".

          Frota los pimientos con aceite de oliva y una pizca de sal por fuera y por dentro, incluyendo la tapa. Colócalos en una bandeja para el horno y hornéalos durante 45 minutos aproximadamente, hasta que veas que la piel empieza a coger un tono tostado y están blanditos.
          Mientras se hornean puedes seguir preparando el relleno. 

          En una sartén a fuego medio añade un buen chorro de aceite y cuando esté caliente añade la cebolla y los ajos. Rehógalo hasta que la cebolla empiece a estar blandita y transparente y añade el apio y la hoja de laurel. Rehógalo un minuto más y añade el calabacín, la zanahoria y la berenjena. Salpimienta y déjalo en el fuego hasta que todas las verduras empiecen a estar blandas, removiendo de vez en cuando.

          Salpimienta la carne picada y añádela a la sartén con todas las verduras. Remueve para que se mezclen todos los ingredientes y añade una pizca de tomillo, a tu gusto. Rehoga hasta que la carne se dore. 
          Añade el tomate frito y remueve durante un par de minutos para que se mezclen los sabores. Retira del fuego y reserva.
          Reserva un trozo del queso para laminarlo más tarde y corta el resto a dados. Añadelo al relleno y mézclalo.

          Divide el relleno en cuatro partes y rellena los pimientos con la ayuda de una cuchara. Ponles la tapa de pimiento encima y mételos al horno durante 5-10 minutos para que se calienten bien.

          Antes de servir, retira con cuidado la tapa, añade láminas de queso por encima, vuelve a taparlos y vierte un chorrito de aceite de oliva por encima.

          Cupcakes de avellanas con frosting de arándanos

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          Ya estamos a mitad de diciembre y esta es mi primera receta... Está visto que lo de planificar las entradas no es lo mío jeje. Tenía pensado preparar y publicar varias recetas navideñas pero, la verdad, no está siendo un buen mes y la cocina la toco poco...
          A finales de noviembre mi médico tuvo la genial idea de hacerme un análisis de sangre... ¿Y qué pasó? Pues que en los resultados salieron el azúcar y los triglicéridos bastante altos :(. Tenía que haberle contestado que es que soy muy dulce, como me dijo Silvia por Facebook, pero no sé si iba a colar jaja. Así que he intentado quitarme el estrés del trabajo tomándomelo con otra filosofía y reducir mi onza de chocolate diaria... Y para el nuevo año me queda lo que más me va a costar, ponerme a hacer ejercicio y reducir las cositas dulces.
          Además, durante el puente de diciembre esta belleza decidió que 16 años a nuestro lado habían sido suficientes y se fue... Y, aunque vivía con mi hermana desde que yo me vine a Madrid, la echo de menos. Cuesta creer que ya no volveré a ver esas chichas (ni su mal genio jeje). Fue una gata que nos llenó a todos, llegó casi sin pensarlo para quedarse a nuestro lado, a todas horas, por que le encantaba estar acompañada aunque a veces se hiciera la dura ;).
          Muchas gracias por habernos acompañado durante tantos años, ahora le harás muy buena compañía a nuestros yayos :)... Y muchos ánimos para mi hermana y mi cuñado, que estuvieron tratándola como una reina hasta el último día.

          Y para rematar, tengo a mi cocinillas con la pata chunga... una torcedura del pie que estamos pendientes de saber si es una fisura o no... Así que ya veis (y lo más seguro es que comprenderéis), necesitaba endulzar sí o sí este mes a sabiendas de que si me viera mi médico me echaría la bronca jeje.
          Sobre todo si supiera que estos cupcakes los he preparado dos fines de semana seguidos... jeje... Deciros que estaban deliciosos sería poco... Las avellanas en el bizcocho han pasado directamente a ser una de mis recetas preferidas, le dan un puntito riquísimo sin saber demasiado. Y con la crema de arándanos frescos por encima... mmmmhhh!!! El resultado es un cupcake suave, esponjoso y que entra solo, de los que no pararías de comer... 
          Hasta que te acuerdas de los michelines que vas a  ganar con cada uno de ellos... Pero eso ahora no importa ¿verdad? El nuevo año ya está a la vuelta de la esquina y ya nos apuntaremos como nuevo propósito rebajar estos cupcakes. Y mientras, que nos quiten lo bailao ;).   
           
           Ingredientes (para 11 cupcakes)
          • 100 gr. de harina
          • 100 gr. de azúcar
          • 100 gr. de mantequilla sin sal
          • 1 cucharada pequeña de levadura en polvo (Royal)
          • 2 huevos
          • 3 cucharadas de leche semidesnatada 
          • 1 y 1/2 cucharadas pequeñas de extracto de vainilla 
          • 50 gr. de avellanas crudas
           Ingredientes para el frosting y decoraciones
          • 250 gr. de mascarpone
          • 125 gr. de arándanos frescos
          • 4 cucharadas soperas de azúcar glass
          • Sprinkles de color morado
             Preparación

            Con una picadora, tritura un poco las avellanas hasta que tengan el tamaño que más te guste. Yo suelo picar unas cuantas bastante para que se mezclen bien con la masa y dejar unos trocitos más grandes para notarlos de vez en cuando al morder. Reserva.
            Lava bien los arándanos y sécalos con una servilleta absorbente para eliminar el exceso de agua. Retira tantos arándanos como cupcakes vayas a preparar, en mi caso fueron 11 arándanos. El resto tritúralos con la ayuda de una batidora y pásalos por un colador para eliminar las pieles y quedarte solo con la salsa de la pulpa. Reserva.
            Pon a precalentar el horno a 180ºC y prepara en la bandeja del horno los 11 papelitos o engrasa los moldes para los cupcakes. 
            Tamiza la harina y la levadura y reserva. 

            En un bol o batidora añade la mantequilla y el azúcar y mezcla hasta conseguir una crema suave. Añade los huevos y bate hasta que se hayan integrado a la masa. Sigue con la harina incorporándola poco a poco, el extracto de vainilla, la levadura y la leche. Bátelo todo hasta que no queden grumos.
            Por último, añade las avellanas molidas y remueve unos segundos más para que se reparta por la masa.
            Divide la masa entre los moldes hasta llegar a los 3/4 del molde. Procura no pasarte de esta medida ya que al cocerse la masa se puede desbordar. Coloca un arándano en el centro de cada molde, apriétalo hacia el fondo y tápalo con un poco de masa.
            Mételos en el horno unos 20 minutos, o hasta que pinches los cupcakes con un palillo y éste salga limpio. Una vez hechos, déjalos reposar unos 5 minutos en la bandeja y luego ponlos sobre una rejilla para que acaben de enfriarse.
            Una vez estén fríos solo queda preparar el frosting, que es bien facilito.

            En un bol añade el marcarpone, la salsa de arándanos que preparaste antes y el azúcar glass tamizado y bátelo todo hasta que te quede una crema consistente y homogénea. Comprueba el azúcar antes de poner el frosting en los cupcakes ya que puedes que los arándanos sean muy ácidos y necesites más azúcar. 

            Con ayuda de una manga pastelera decora los cupcakes como más te guste :). Yo esta vez usé la boquilla 1M de Wilton y unos sprinkles en morado para decorar.
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